El Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo caracterizado por unos síntomas distintivos originados por unas lesiones a nivel cerebral que afectan a la memoria, la fluidez verbal, las habilidades visio-constructivas así como alteraciones a nivel comportamental (agitación motora, trastorno del sueño, conductas agresivas) que afectan a las actividades de la vida diaria de la persona.

SÍNTOMAS DEL ALZHEIMER

Los síntomas que nos pueden hacer sospechar de que estamos iniciando un deterioro cognitivo están, normalmente, vinculados a la memoria a corto plazo. En el día a día, esto se traduce en:

• Pequeños olvidos, desde visitas médicas a conversaciones que hemos mantenido.
• Pérdida de objetos porque no recordamos el último lugar donde los situamos.
• Discurso repetitivo; entramos en ciertas repeticiones porque no nos acordamos de haber hecho una pregunta o haber sacado un tema en cuestión.
• Alteración del lenguaje centrada en encontrar la palabra que estamos buscando en una conversación o al nombrar ciertos objetos.
• Desorientación a nivel de tiempo y espacio que puede hacer que la persona tenga más dificultades en el desplazamiento a lugares poco familiares o conocidos.
• Afectación en las tareas más complejas del día a día; desde realizar tramitaciones o gestiones bancarias a la gestión del dinero o el uso de electrodomésticos.
• Pérdida de interés en ciertas actividades o posibles cambios de estado de ánimo que no parecería tener una causa concreta.

¿QUÉ HACER SI EXISTEN SÍNTOMAS? 

En caso de que tengamos la sospecha de tener alguno de los síntomas descritos, siempre es bueno consultar al médico de cabecera. Este será persona que nos hará una breve entrevista con un pequeño cribaje.

En el caso de que el médico no vea una sospecha real de que ello pueda ser un inicio de deterioro cognitivo, nos podemos quedar tranquilos. Por lo contrario, si el médico de cabecera ve que puede haber alguna cosa más nos derivará a neurología donde el especialista se encargará de realizarnos unas pruebas complementarias: analíticas, pruebas de neuroimagen y una evaluación neuropsicológica en la que se hace un pequeño mapa cognitivo de cual es el rendimiento de la persona en un momento dado de todas las áreas cognitivas: del lenguaje, la atención y la memoria.

Entonces será el especialista quien podrá decir si hay suficientes criterios para decir que existe un diagnóstico de demencia o no. En el caso de ser que sí, el especialista nos indicará cual es el tratamiento tanto farmacológico como no farmacológico a seguir.

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