13.04.2022

CÓMO SUPERAR EL DUELO DE UN SER QUERIDO

Perder a alguien es una de las cosas más difíciles que un ser humano debe afrontar en su vida. Cuando un ser querido nos deja no solo muere su cuerpo, sino que se lleva con él el futuro que habíamos construido a su lado.

De pronto nuestra vida se pone en pausa y nos encontramos perdidos. Solo sabemos que esa persona ha dejado un vacío enorme con el que no sabemos qué hacer. El dolor es constante y no nos lo podemos quitar de la cabeza. Puede que mil preguntas nos invadan; preguntas para las que no tenemos respuestas. Y eso nos martiriza.

Hay dos cosas que debes tener en cuenta. La primera de ellas es que el dolor es inevitable. Siento decírtelo, pero es así. Únicamente lograrías no sentir nada si esa persona no te importara en absoluto o si hubieras bloqueado toda emoción debido a algún trauma. No lo reprimas, siéntelo como algo natural, porque es lo que es. Si intentas tapar el dolor, si intentas sortearlo, lo único que conseguirás es generar toda clase de patologías. Sé que no quieres sentirlo, que quieres que pase cuanto antes. Y pasará, créeme.

Esto me lleva a la segunda cosa que debes que tener en cuenta: cualquier duelo requiere tiempo para sanar. ¿Cuánto? Es difícil de decir, depende en gran parte de la relación que tuvieras con esa persona, pero, a grandes rasgos, te diría que, si en cinco o seis meses sientes que no lo has superado como deberías, es un buen momento para acudir a un profesional para que te ayude a identificar aquello que hace que no puedas continuar con tu vida.

 

 

Pero ¿cómo puedo empezar a integrar la pérdida en mi vida?

Mi primer consejo es que no intentes apresurarte en llenar ese vacío que ha dejado con cosas, alcohol, mil actividades u otras personas. Puede que te dé resultado a corto plazo, pero no hará más que alargar tu duelo enormemente. Ese hueco que ha dejado no lo puedes reemplazar con nada ni con nadie; y tampoco se trata de reemplazarlo, sino de reconquistarlo. Habla de él y llórale cuando lo necesites. No lo conviertas en un fantasma. Cuenta sus anécdotas, recuerda lo que te enseñó. Puede que no esté físicamente a tu lado, pero siempre va a formar parte de ti. No recuerdes sus últimos días, no recuerdes la enfermedad, ese no era él/ella. Recuérdalo/la por quién era en realidad, con sus virtudes y también con sus defectos y, a medida que lo hagas, a medida que vuelvas a integrar su recuerdo en tu vida, verás como ese vacío desaparece día a día.

 

 

¿Y qué pasa si no pudimos decirnos lo que había que decirse? ¿Y si se fue estando enfadado y con asuntos no cerrados?

Tener la sensación de que no pudimos despedirnos como es debido puede ser altamente doloroso y un importante agravante para realizar un duelo saludable.

Mi consejo es que hables con él/ella. Busca un lugar tranquilo y dile los “te quiero” que te guardaste, pídele perdón si algo te reconcome o perdónale si hizo algo que te dañó. Cierra los temas pendientes que tengas con él/ella para poder avanzar en tu vida. Habla con él/ella o escríbele una carta si te es más sencillo, pero saca lo que tienes dentro y no dejes que se estanque, o tarde o temprano volverá a resurgir para hacerte daño.

 

Y, por último, te pediría que aprendas la última lección que tu ser querido te ha dado: que la vida humana es frágil y que puede terminar en el momento menos esperado. Vive intensamente, no te guardes más “te quiero”, ni más rencores, disfruta de las pequeñas cosas y del tiempo que pasas con los que tienes a tu lado.

A veces la muerte puede enseñarnos a vivir una vida mejor y es una lección que todos deberíamos aprender.

Y, finalmente, no te olvides de ser feliz, porque es lo que tu ser querido desea para ti. Vive tu mejor vida en su nombre.

 

 

Josep Parera

Psicólogo en Masies de Mollet

 

 

 

Tener la sensación de que no pudimos despedirnos como es debido puede ser altamente doloroso y un importante agravante para realizar un duelo saludable.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No intentes apresurarte en llenar ese vacío que ha dejado con cosas, alcohol, mil actividades u otras personas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vive intensamente, no te guardes más “te quiero”, ni más rencores, disfruta de las pequeñas cosas y del tiempo que pasas con los que tienes a tu lado.