27.07.2020

CONSEJOS PARA PERSONAS MAYORES EN VERANO

En verano, se debe tener muy presente que el calor comporta un factor de riesgo para la salud que se hace más evidente en las personas mayores. A medida que nos hacemos grandes el cuerpo experimenta cambios en la regulación de la temperatura, la piel acontece más fina y se pierde capacidad de percepción de frío o calor.

La termoregulación corporal es indispensable para el buen funcionamiento integral. Si la persona sufre patologías respiratorias, cardíacas, hipertensión, diabetes, obesidad o enfermedades crónicas, el riesgo aumenta todavía más.

En verano tenemos más riesgo de sufrir un golpe de calor o una insolación. Cualquiera de los dos episodios presenta los mismos síntomas. La principal diferencia es que el golpe de calor no siempre tiene una relación directa con la exposición solar, en cambio la insolación sí. Es de vital importancia reconocer los síntomas y recurrir a primeros auxilios a la persona afectada por un golpe de calor o por hipertermia (aumento anormal de la temperatura corporal debido a la exposición a temperaturas elevadas).

 

DETECTAR UN GOLPE DE CALOR

Los principales síntomas que nos pueden alertar de que se está sufriendo un golpe de calor según fuentes del portal Atenció a la Gent Gran (http://atenciogentgran.org/compte-amb-el-sol-i-els-cops-de-calor/) son: respiración dificultosa, temperatura muy elevada, náuseas, dolor de cabeza, convulsiones, sed intensa, piel caliente y enrojecida, somnolencia, mareo o pérdida del conocimiento, pulso fuerte y acelerado y ausencia de sudoración.

Un episodio de golpe de calor puede acontecer muy grave y en el peor de los casos puede comportar la muerte de la persona que lo sufre. Es de vital importancia detectarlo y tratarlo a tiempo llegado el caso.

 

PREVENIR LA AFECTACIÓN DEL SOL

Los principales consejos para evitar las consecuencias de las altas temperaturas según Atenció a la Gent Gran son:
– Llevar gorra o sombrero.
– Usar ropa ancha, ligera (como la de algodón) y de colores claros.
– Procurar andar por la sombra y en la playa estar bajo un parasol.
– Refrescarse a menudo con duchas o baños fríos.
– Evitar las bebidas alcohólicas y las infusiones calientes.
– Utilizar cremas de protección solar.
– Mojarse la cara y la ropa.
– Llevar agua y beber a menudo, siempre antes de empezar cualquier actividad al aire libre.
– Evitar salir a las horas del mediodía (programar las actividades al aire libre en horas no demasiadas calurosas: antes de las 10h o después de las 18h).
– Evitar comidas muy abundantes (muy calientes y los que llevan muchas calorías).
– Vigilar los trayectos en coche durante las horas de más sol.
– Evitar juegos en espacios cerrados sin ventilación.
– A casa cerrar las persianas donde da el sol directamente durante las horas de más sol, reducir las actividades intensas, utilizar algún tipo de climatización para refrescar el ambiente y por la noche abrir las ventanas para refrescar la casa.

 

ACTUACIÓN FRENTE UNA AFECTACIÓN POR EL SOL

Si presentamos o presenciamos un cuadro de afectación por el calor, es muy importante dirigirse al centro hospitalario más próximo. Si el afectado/da está mareado o incluso se desmaya hay que hidratarlo con pequeños tragos, utilizar hielo para enfriarle el frente, mojarle la cabeza y la nuca, colocarlo en posición semi inclinado en un lugar fresco con sombra y ventilado.

Todos estos consejos y recomendaciones son difíciles de aplicar si la persona vive sola y en una vivienda no adaptada a sus necesidades en periodos de calor. Otro inconveniente es la falta de compañía que pueda detectar que la persona mayor está sufriendo una afectación grave por el calor y que la pueda socorrer.

Por este motivo, y como medida de prevención, si la persona mayor vive sola o se queda sola en verano, es recomendable que tome la iniciativa de trasladarse temporalmente a un espacio adaptado para él/ella y disfrute de una estancia en condiciones idóneas para garantizar su seguridad.

Las residencias para personas mayores ofrecen espacios adaptados a las necesidades de este colectivo mayor de 65 años y personal profesional de apoyo para poderlos atender en caso de necesidad.

Estas estancias temporales son una buena oportunidad para conocer los centros que proporcionan servicios, atención y vivienda a personas mayores, dado que si la vejez acaba comportando deterioro físico o cognitivo, que no los permite vivir en casa, estos puedan disfrutar de una opción alternativa al domicilio particular.

 

Helena Aranyó, directora de Cugat Natura Apartamentos

 

 

 

 

 

 

 

 

A medida que nos hacemos grandes el cuerpo experimenta cambios en la regulación de la temperatura, la piel acontece más fina y se pierde capacidad de percepción de frío o calor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La termoregulación corporal es indispensable para el buen funcionamiento integral. Si la persona sufre patologías respiratorias, cardíacas, hipertensión, diabetes, obesidad o enfermedades crónicas, el riesgo aumenta todavía más.

 

 

 

 

 

Como medida de prevención, si la persona mayor vive sola o se queda sola en verano, es recomendable que tome la iniciativa de trasladarse temporalmente a un espacio adaptado para él/ella y disfrute de una estancia en condiciones idóneas para garantizar su seguridad.

 

 

 

 

 

 

 

 

Las residencias para personas mayores ofrecen espacios adaptados a las necesidades de este colectivo mayor de 65 años y personal profesional de apoyo para poderlos atender en caso de necesidad.