14.06.2022

Musicoterapia para personas mayores

Musicoterapia-ancianos-residencia

Clara Martí es la musicoterapeuta que acompaña al grupo de coral formado en Cugat Natura. Utiliza la música como una herramienta para acercarse a los demás, una herramienta de inclusión, socialización y transformación de las personas. A continuación, Clara nos cuenta su experiencia.

 

¿Cómo es una de tus sesiones? ¿Qué actividades llevas a cabo y en qué orden?

Siempre comenzamos pasando lista. Cantar en una coral es cantar en grupo, y esta es la gracia, debemos saber quién forma parte de este grupo, saber cómo se llaman y conocernos entre todos. También es un ejercicio que ayuda a hacer memoria, porque no siempre paso lista yo, a veces han de decirse el nombre entre ellos.

El segundo punto es escuchar una canción y dejarnos llevar; qué nos provoca lo que escuchamos, si sabemos qué es, si nos trae algún recuerdo… (también trabajamos la memoria en este punto). Cuando acaba la canción la contextualizamos entre todos y aquí es donde surgen las “batallitas” si la canción es conocida. Si no la conocen, se trata de que se transporten, que con una palabra te digan qué les ha provocado –paz, calma, angustia, miedo, etc.– la música es esto, dejarse llevar. Y es muy bonito cuando salen cosas diferentes, cada cual percibe la misma música de manera distinta y todo está bien.

Continuamos haciendo un calentamiento corporal. Es necesario decirle al cuerpo: “eh, ahora nos pondremos a cantar” y con el ritmo de una música diferente hacemos estiramientos y bailamos. También hacemos calentamiento vocal realizando ejercicios para trabajar la respiración y despertar la voz, básicamente, siempre en forma de juego, imitaciones, a través de una canción, riendo, etc. Y el resto del tiempo lo dedicamos a preparar repertorio: siempre les propongo canciones con significado añadido, si lo que cantamos nos mueve alguna cosa por dentro tenemos mucho ganado.

A mí emocionalmente me llega más una coral de personas mayores cantando, que una coral muy profesional y musicalmente perfecta. Necesito que las cosas tengan alma, y verlos cantar a ellos y ver el esfuerzo que hacen… ya lo es todo.

 

¿Tiene características similares con la llamada “musicoterapia”?

Siempre digo que soy musicoterapeuta, porque tengo formación, pero dirigir una coral o cantar en una coral no es una sesión de musicoterapia, aunque sea una coral de personas mayores o con diversidad funcional. Hay cosas que son comunes, pero otras no. En una sesión de musicoterapia no se busca la parte interpretativa, no interpretamos canciones para que queden bonitas, no buscamos llegar a un punto musical que nos guste, en cambio, en una coral sí. Aunque no nos complicamos la vida haciendo grandes dinámicas musicales, buscamos que suene bonito y hacemos actuaciones. Al final también sabemos que el objetivo de los ensayos es que acabarás cantando en público y mostrarás las potencialidades y posibilidades que tiene el grupo.

¿Qué cosas comparte con la musicoterapia? Aquí cada maestrillo tiene su librillo y lo que para mí puede ser musicoterapéutico para otra persona musicoterapeuta puede no serlo. Para mí cantar en una coral sí es terapéutico; te hace sentir mejor, hace que te olvides de los dolores durante el rato que estas cantando. Tu cabeza está enfocada hacia otra cosa, te sube la autoestima y la adrenalina cuando alguien te felicita porque lo estás haciendo bien.

En los ensayos trabajamos mucho la parte cognitiva; la memoria, que es la función central de la actividad intelectual y la que nos permite mantener continuidad en lo que hacemos, la atención, etc. Cantando también trabajamos los ritmos, pues cada canción tiene el suyo. Si os fijáis el ritmo está por todos lados, cuando caminamos, cuando hablamos… y para prevenir y/o mantener ciertas afectaciones cognitivas la música ayuda mucho. Puedes no cantar las frases que dice la canción, pero si tararearlas con el ritmo, el tiempo y afinación correspondiente. En cualquiera de las corales que llevo para mí esto tiene cabida, en otra coral te dirían que no cantes aquel trozo si no te sabes la letra. Por tanto, no es tanto lo que cantamos, sino cómo lo cantamos y cómo llegamos a cantarlo. Todo tiene un porqué y todas las sesiones están pensadas.

 

¿Cuál es la relación interpersonal que se establece entre los residentes y tú?

Para mí es básico que ellos entiendan que son todos necesarios. ¡Todos suman! Si un día hay un residente que no viene se nota, nada es igual. Y esto lo van entendiendo a medida que pasan las sesiones, cuando ves que no fallan, que van viniendo. Para mí es lo más gratificante de todo, saber que aquella actividad les aporta alguna cosa que los hace volver cada viernes. De tanto en tanto también explico cosas sobre mí, porque es importante que me conozcan también. A ellos les gusta preguntar y a mí me gusta hablar [ríe].

 

¿Qué canciones utilizas para llevar recuerdos a las sesiones de canto? ¿Y qué anécdotas o situaciones acostumbran a emerger? ¿Recuerdas alguna en especial?

Hay una frase muy bonita que dice: “La música es el transporte que te hace viajar sin moverte y te hace recordar lo que pensabas que estaba olvidado”. Esto también es mucho de musicoterapia [ríe].

Llevo música variada y la utilizo en función de cómo los veo. Cuando los veo apagados y necesito levantar el ánimo pondré una canción que sé que conocen y les hará moverse igual que si quiero que recuerden, entonces es una fiesta, ¡todos cantan y se mueven! La música de bandas sonoras también funciona muy bien porque a parte tienen el recuerdo de la película.

A veces también me interesa que conozcan cosas de la actualidad, porque esto de “en mi época…” ¡no existe! Si estás vivo, esta es tu época; puedes usar la frase “cuando era joven, de niño, hace unos años…” pero no puedes decirles “su época” (es como si les dijeses que ya no están). Por lo tanto, también pongo canciones más actuales y ver la reacción es muy divertido.

Un día en una residencia puse “Ay, mamá” de Rigoberta Bandini, reía mucho de las caras que ponían, pero cuando entonces analizamos lo que dice la canción me pidieron volver a ponerla y ellos también reían. ¡Es importante también saber reír de las cosas!

En un concierto cantamos “Chiquitita” de ABBA y había una señora que no podía contener la emoción, cantaba y lloraba, pues se acordaba mucho de su marido con aquella canción. Así es cómo llegas a la gente, para que llegue a los que escuchan, primero le ha de llegar a la persona que canta.

Había un señor en una residencia que sufría Alzheimer y cantábamos una canción que le gustaba mucho. La había aprendido en la coral, no la sabia de antes, ¡la cantaba aprendida de memoria! Aún me emociono cuando lo pienso. Aquella canción siempre me ha recordado a aquel señor.

 

¿Cuáles son los beneficios generales para la persona que participa en una sesión de coral?

De los más importantes para mí, a nivel socioemocional, mantener la participación. Se ha de envejecer estando activos, haciendo cosas, ¡dar vida a la vida!, mejorar la autoestima que he comentado anteriormente, etc.

A nivel cognitivo, estimulamos la memoria, a corto y largo plazo. Al final hay canciones que han aprendido hace semanas y que algunos pueden cantarlas de memoria, manteniendo las capacidades verbales. A nivel físico, la coordinación con el sistema neuromotoras y mantener la movilidad. A nivel espiritual, crear espacios de reflexión y de debate a veces.

Si salen de los ensayos más contentos de cómo han entrado, si ríen, si te agradecen la sesión, si se emocionan porque han recordado algo… el objetivo está conseguido y el éxito también.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No es tanto lo que cantamos, sino cómo lo cantamos y cómo llegamos a cantarlo. Todo tiene un porqué y todas las sesiones están pensadas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me llega más una coral de personas mayores cantando, que una coral muy profesional y musicalmente perfecta. Necesito que las cosas tengan alma, y verlos cantar a ellos y ver el esfuerzo que hacen… ya lo es todo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A nivel cognitivo, estimulamos la memoria, a corto y largo plazo. A nivel físico, la coordinación con el sistema neuromotoras y mantener la movilidad. A nivel espiritual, crear espacios de reflexión y de debate a veces.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hay una frase muy bonita que dice: “La música es el transporte que te hace viajar sin moverte y te hace recordar lo que pensabas que estaba olvidado”.