29.07.2022

8 síntomas de deshidratación en personas mayores. ¿Cómo prevenirlos?

Deshidratación en ancianos

La deshidratación es un problema que puede conllevar consecuencias serias para el ser humano. Los adultos mayores son especialmente vulnerables puesto que, por una serie de razones, pueden no alcanzar el consumo de agua diario ideal. Junto con las pautas para una ingesta de agua adecuada, monitorear los síntomas de la deshidratación en ancianos es una medida necesaria para favorecer una mejor calidad de vida en la tercera edad.

 

 

¿QUÉ SE ENTIENDE POR DESHIDRATACIÓN?

La palabra deshidratación significa falta de hidratación. En el ser humano se considera un estado patológico que se produce cuando se pierde más agua de la que se ingiere. Este desequilibrio de líquidos hace que el organismo no funcione correctamente provocando alteraciones a varios niveles.

Los adultos mayores se sitúan entre los grupos que tienen mayores probabilidades de padecer un desequilibrio hídrico junto con recién nacidos, niños menores de 5 años, embarazadas y deportistas.

 

 

¿POR QUÉ SE DESHIDRATA UNA PERSONA MAYOR?

Los motivos de deshidratación pueden ser varios. De acuerdo con los datos divulgados en una revisión de estudios sobre los factores de riesgo asociados a la deshidratación en personas mayores en residencias de ancianos, en el anciano deshidratado las causas más frecuentes se vinculan con:

  • Edad muy avanzada.
  • Sexo femenino.
  • Infecciones repetidas.
  • Demencia.
  • Limitaciones físicas y ambientales.

 

 

¿CÓMO SABER SI UN ANCIANO ESTÁ DESHIDRATADO? 8 SIGNOS

Los síntomas de la deshidratación pueden variar y ser más o menos severos según el grado de deshidratación. Por lo general, la deshidratación se clasifica como:

  • Aguda: puede aparecer a todas las edades como consecuencias de episodios de vómito, diarrea o sudoración excesiva.
  • Crónica: es la forma más común en ancianos y producida por una escasa hidratación durante un período de tiempo prolongado.

Para detectar la deshidratación, es importante monitorear los siguientes síntomas en adultos mayores:

  1. Boca pastosa: una persona que no toma suficiente agua presenta sequedad de la mucosa oral. Esta es el resultado de una baja producción de saliva y algunos de los signos típicos son ausencia de saliva o saliva densa, lengua y labios secos. A medida que la deshidratación empeora la persona tendrá dificultades para hablar y tragar y mayores probabilidades de contraer infecciones bucales.
  2. Estreñimiento: el desequilibrio hídrico afecta también al tránsito en el intestino. Más allá del estreñimiento pueden presentarse síntomas como dolor e hinchazón abdominal, falta de apetito.
  3. Cambios en la orina: no solo los niveles de orina, sino que también su color y densidad pueden indicar un problema de hidratación. La falta de agua en el organismo reduce la micción y hace que la orina sea más densa y oscura.
  4. Fatiga: este síntoma se debe a una bajada de la tensión sanguínea por la falta de agua.
  5. Dolores y espasmos musculares: la falta de agua no solo baja la tensión, sino que también altera los niveles de minerales en sangre lo que afecta al correcto funcionamiento de los músculos. Por esta razón también pueden aparecer alteraciones en el ritmo cardíaco.
  6. Síndrome confusional: los resultados de un estudio indican que la deshidratación es una de las posibles causas de síndrome confusional agudo en adultos mayores.
  7. Cefaleas: dolor de cabeza y migrañas se asocian a la deshidratación, que puede provocar una reducción del aporte de oxígeno al cerebro.
  8. Piel seca: así como ocurre en la boca, la deshidratación se puede detectar en la piel que resultará más seca y agrietada por la falta de hidratación.

 

 

¿CÓMO AFECTA LA DESHIDRATACIÓN EN EL ADULTO MAYOR?

Un desequilibrio en los niveles de agua en el organismo humano puede tener consecuencias muy serias. En modo particular en los individuos más frágiles. La gravedad, más allá de los síntomas que hemos descrito, está relacionada con las complicaciones que pueden surgir.

Entre los mayores peligros de la deshidratación en personas mayores, cabe destacar:

  • Caídas: la fatiga, el estado confusional y los espasmos musculares pueden provocar la pérdida de equilibrio y aumentar las probabilidades de caída en personas mayores con todas las repercusiones que estas pueden tener.
  • Úlceras de decúbito: la piel seca típica en personas deshidratadas aumenta el riesgo de lesiones por presión en ancianos encamados.
  • Infecciones: una hidratación inadecuada altera la piel y las mucosas y el funcionamiento de otros tejidos y órganos. Estos desequilibrios reducen la capacidad del organismo de reaccionar y defenderse ante agresiones de virus y bacterias. Como resultado de lo anterior, la deshidratación en ancianos, a menudo, presenta consecuencias infecciones de las vías urinarias, de los riñones y de la boca.
  • Insuficiencia renal: la reducción del flujo sanguíneo, que se produce por bajos niveles de agua en el cuerpo entre otras causas, puede producir daños renales.
  • Ineficacia de los fármacos: un flujo sanguíneo alterado puede retrasar o alterar también los efectos de los medicamentos causando serias complicaciones en el estado de salud del individuo.

Estas son solo algunas de las posibles consecuencias de una mala hidratación. Si no se toman las medidas necesarias, incluso pueden representar un riesgo para la vida en personas frágiles como los ancianos.

 

 

¿CÓMO REHIDRATAR A UN ANCIANO DESHIDRATADO?

Rehidratar a una persona mayor diagnosticada de deshidratación moderada o severa implica una serie de cuidados por parte de profesionales de la salud. Por un lado, el ajuste en los niveles de agua y sales minerales tiene que ser preciso y acorde a las necesidades para evitar los efectos secundarios de una hidratación elevada. Por otro lado, hay que escoger la vía de hidratación más adecuada que puede ser oral o intravenosa según el caso.

En España los casos de hospitalización debidos a este problema son frecuentes y en aumento, aunque se considera que los ingresos hospitalarios por deshidratación son potencialmente evitables.

La prevención es una de las mejores formas de luchar contra la deshidratación aguda y crónica y sus consecuencias para las personas mayores de 65 años.

Disponer de un servicio de atención integral en un centro residencial para personas mayores o combinar un centro de día con atención domiciliaria puede ser clave para prevenir este tipo de problemas en personas mayores. FIATC Residencias responde a estas necesidades de los ancianos y sus familiares con cuidadores profesionales capaces de desarrollar un plan de trabajo personalizado y hacer un seguimiento experto de los objetivos definidos conjuntamente.

 

 

PAUTAS PARA GARANTIZAR LA CORRECTA HIDRATACIÓN EN ANCIANOS

Con la edad la percepción de la sed cambia debido a una serie de cambios fisiológicos típicos de la senectud. Ser conscientes de estas mudanzas, así como de la importancia de mantenerse hidratados es el primer paso para prevenir enfermedades por alteración de los niveles de agua en el organismo.

También se pueden seguir algunos trucos sencillos que nos ayudan a garantizar una buena hidratación en la tercera edad:

  • Mantener dos botellas de agua a mano, esa es la cantidad que, por lo general, se debería tomar a diario.
  • Evitar salir en las horas centrales del día y seguir otras pautas para prevenir la deshidratación y los golpes de calor en verano.
  • Evitar los refrescos que contienen azúcar o sustancias estimulantes.
  • Tomar infusiones herbales y jugos de frutas y verduras naturales.
  • Seguir una dieta equilibrada rica en frutas y verduras de temporada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los adultos mayores se sitúan entre los grupos que tienen mayores probabilidades de padecer un desequilibrio hídrico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las causas más frecuentes relacionadas a la deshidratación son la edad avanzada, sexo femenino, infecciones repetidas, demencia y limitaciones físicas y ambientales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La boca pastosa, el estreñimiento, los cambios en la orina, la fatiga, los dolores y espasmos musculares, el síndrome confusional, las cefaleas y la piel seca son signos de deshidratación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Algunas consecuencias que puede causar un estado de deshidratación son las caídas, las úlceras de decúbito, las infecciones, la insuficiencia renal o la ineficiencia de fármacos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rehidratar a una persona mayor diagnosticada de deshidratación moderada o severa implica una serie de cuidados por parte de profesionales de la salud.